miércoles, 26 de febrero de 2014

AMOR SIN CONDICIÓN




AMOR SIN CONDICIÓN...

Dedicado a mi compañero de camino, aquel que aún vive ajeno a mí, en algún lugar...
 
Ensimismada en tu alma, se desmayó una sonrisa de mi ser al pretender comprenderla. Se concentró tanto mi mirada en leerte el corazón, que entre las olas de tu océano sagrado se me dibujó extasiada mi esencia, realzada en la viveza de tu belleza profunda, intensa, belleza enamorada...

Congelada de amor entre la corriente eterna de lo que deseas ocultar, de lo que encierras con tanto ahínco, me quedé atrapada entre tus miedos, deseando regalarte la flor que en mi jardín se despierta al amanecer embelesada por la supremacía de existir.

Y emano la fragancia sutil de mi presencia en ti, con la delicadeza de quien acaricia un pétalo con la suavidad de sus labios al besar como aroma tu pelo, tu vida, tu voz...

Tus laberintos de hierro son como nubes de coral en ese mar que eres, brisa de otoño que se desprende de tus pupilas para decirme cortesmente que no me quieres, pero amar no es esperar que el otro te ame, y desde mi espíritu, desde lo que soy, no puedo hacer otra cosa que amarte, sin condición...

Ensimismada en tu alma, una parte de mí aprendió del rencor y del dolor, y se enamoró, se despertó entre tus manos en forma de compasión, de perdón, desapareció en tu cuerpo, tras la máscara del ideal, tras la ausencia de lo irreal, para pertenecerte para siempre a ti, para vivir desde mí en ti, para ser un pedacito de lo que eres aquí...

No, no renuncio a ti, no huyo de lo que siento, lo acepto, abrazo mi condición de no ser amada, sin arrepentimiento, mas te amo entregada, aunque tú no estás preparado para amarme, y yo, me envuelvo en dulzura y en paciencia para no esperarte, para no intentar alcanzarte, mas no puedo luchar contra lo que dentro de mi alma nace...

Me rendí ante el encanto de quien eres verdaderamente, sin hacerte responsable, y no me siento retenida en una cárcel, no, soy libre en tu universo de estrellas deslumbrantes, libre para amarte, para darme...

Por eso, en cada planeta de tu mundo, soy tu mar, tu cielo, tu sol, soy la cumbre de cada montaña, la nieve, la lluvia, las rosas del amor que más te agraden, y existo así para ser parte de lo que aún tienes que descubrir y conquistar dentro del camino que aún no sabes, el camino que ante ti se abre...

Porque amar así me hace responsable de amarte bien, aunque no te percates... Soy el cielo azul que cubre tu paso mientras buscas, amas y te expandes, y el cielo simplemente te ama y te agradece que existas para poder amarte...

Arael...

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