domingo, 26 de octubre de 2014

ME IRÉ


Soy sólo brisa marina,
sal que se pierde en el agua,
beso de luz, labios de miel,
verso fugaz de mi alma,
cielo de mar, nube de sol,
calma escondida en la piel,
que se ilumina,
que se dibuja en tu ser
para mostrarte el amor.


Plumas de nácar azul,
refugio de tus andanzas,
lecho de tu corazón,
mirada de certidumbres,
mujer vestida de tul,
para amarte con sazón,
sin costumbres,
sólo con lo que yo soy,
sólo con lo que eres tú.


Si al contemplar mis pupilas
borro tus pensamientos,
es porque soy un relato
escrito en lo que tú miras,
hallado en tus sentimientos,
esquivo de lo que tanto
tiempo creíste que era mentira,
soñando que fuera cierto.



No vengo a robar tu vida,
ni tus ideas, ni tu tiempo,
llegué como un soplo
de un nuevo aire fresco
al escuchar tu llamada
envuelta entre tus lamentos.

Cierro los ojos y te veo,
inmerso en tu mundo,
tan lejos, tan cerca,
y ante ti desaparezco
para ser música y susurro,
para que tu luz se engrandezca,
mientras yo sólo deseo
que tu alma sane y crezca...


Esa es mi forma de amarte,
de ser amor fuerte y sincero,
de darme sin que me veas,
de coronarme con tus talentos,
para que te comprendas.

Somos como dos ríos
que siempre fueron uno,
agua de estrella dividida
en una ilusión, fantasía
de que no estamos unidos,
mas la verdad ya la adivinas...


Soy más un hogar
que un abismo de dolor,
soy más tu propio ser
que una isla donde llorar,
no soy sólo una mujer,
soy espíritu, soy voz,
soy tu oculta realidad...

Pero me iré,
si así tú lo prefieres,
me iré,
aunque no me vaya nunca,
aunque siempre esté presente,
si el temor te sobrecoge,
si este amor a ti te abruma,
si no entiendes que me quieres,
aun siendo una idea absurda,
me iré,
bendiciendo tu experiencia,
para que halles tu camino,
reencontrándote en tu esencia,
más hermosa y más pura...

Y allí, en ti mismo,
me descifrarás sin más,
en un momento tranquilo
cuando tus alas abras
y te eleves hasta cielo
para saberte hallar.



Arael Líntley

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