Mundo
imperfecto
de
falsas justicias,
bosques
de yedra,
mentes
desbordantes
de
dispares entresijos,
de
necedades inciertas,
noches
de ósculos inertes
que
en la mañana despiertan,
confuso
silencio de acertijos,
temores
que se acrecentan...
En
el influjo de sus destrezas
inmersa
en su prosa,
traspaso
la cima
de
la mentira inocua,
me
visto de alma,
me
antojo sedienta
de
la verdad prófuga,
descalza
de cordura,
colmada
de tristeza,
buscando
la manera
de
hallar lo que murmura
un
ángel que se posa
en
la arista de mis penas...
Me
pregunto...
¿Quién
es este cuerpo
que
me acoge
y
me alimenta?
En
el paso del camino
que
se pierde cuando
el
miedo se desprende
desmayando
su vestido,
como
velos, como hilos,
amanece
la evidencia
de
lo que estaba dormido.
Y
me pregunto quiénes somos,
y
por qué el miedo es nuestro
mejor
amigo...
Una
respuesta tenaz
acarica
mis pensamientos...
Cuando
el teatro social
del
personaje falso,
se
te presenta voraz
y
reconoces tu reflejo,
ya
estás dando un gran paso.
Y
es entonces el momento,
de
ser sólo lo que eres,
despojado
de creencias,
de
dogmas, de dominios,
de
tus yoes infieles
que
obstruían tu destino,
para
ser un ser completo
libre
de la demencia
de
un mundo que vive ajeno
del
amor que, con clemencia,
siempre
fue nuestro sustento,
pues
con él nos erigimos...
La
verdad no es lo que vemos,
sino
lo que en nuestro ser
amamos,
somos y percibimos,
no
es lo que inventamos,
sino
la creación de lo divino
que
se halla en el corazón
que
está más allá de
lo
que siempre creímos...
Sé
tú el primero en convertirte
en
la mejor versión de ti mismo...
Sé
tú la paz, el amor, el prodigio,
sé
la verdad, la esperanza,
sé
tú el edén, el vestigio
de
un paraíso naciente,
de
un ser humano distinto...
Arael
Líntley.
Eva Bailón B.
Eva Bailón B.
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