En el interminable azul del cielo hallo tus ojos mirándome sinceros, colmados de un amor infinito, eterno...
Y tus pupilas se hacen poema, y tus lágrimas de emoción se vuelven luna, salpican mis besos pronunciados con ternura, con la ilusión de saberte existente en el inmenso univeso, vestido de azul celeste, de nube blanca, de sol ardiente, de noche estrellada...
En el manto amable de la cálida sonrisa de tu día, en la frescura de la nocturna bruma de la luz estelar que musita nuestra canción cada madrugada, te siento presente en cada despertar, en cada aurora, en cada latido de mi alma...
Sigilosa me muevo entre tus brazos mientras duermes en mis sueños, para no perder ese primer beso de este nuevo nacer que vivo cada vez que me enredo entre tu pelo, entre tus pestañas y las mías, entre la danza de nuestros deseos convertidos en el sabor de tu aroma, aroma de cristal etéreo, que se funde con mi aroma, que se une a mi verso en la rima más sonora, en la estrofa de nuestro camino unido...
Y es que el amor se tiñe de ti en cada minuto y segundo que lo transito, y habito en ti, en tu pecho, aguardando cada sonido rítmico que generas con tu respiración, con tu existencia, con tu serpenteante latir entre mi latir, y me derramo en tu voz..
Si la música fuera como tú, sería un mar de canciones para enamorar al mundo, para hacer sanar el dolor, para elevarnos juntos, para que todos supieran amar desde el amor...
Eva Bailón B.
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