sábado, 25 de julio de 2015

SUSURRO DE AMOR

En parajes desconocidos hallé tu voz entrelazada a la luz de la luna. Sonaba como una tenue canción que se convertía en susurro dentro de mi alma, como si me hablaras a mí, como si tu amor se hubiera sembrado en mi corazón a través de tu cántico.
Y cuando me di cuenta de que te llevaba dentro de mi Ser, me había enamorado perdidamente de tu esencia, de tu melodía, del murmullo que nacía cada madrugada, cuando la luna comenzaba a esconderse entre el azul claro del cielo que despertaba.
Creí que eras una mentira inventada por mi mente, la imaginación más hermosa que podría haber creado, la fantasía más sublime, el amor verdadero manifestado en el viento, en la lluvia, en los árboles, los bosques, en la silueta de las nubes que se vestían de anaranjados tonos cuando el amanecer me abrazaba.
Mas un día tus ojos me hablaron entre olas de mar, orillas de encuentros no esperados, abrazos robados, y frases colmadas de promesas de un mañana que debía otorgarnos la posibilidad de estar unidos en el mundo que nos acogía, fuere cual fuere.

Y te creí, y me sentí engañada cuando, con el paso de los años las primaveras continuaron mostrando las flores sin que tú las pudieras acariciar con tus manos, sin que pudieras cubrirme de ellas en inviernos fríos, sin que pudieras deshojar los miedos para entregarme un verano de esperanzas cumplidas, de certezas no interrumpidas.



Mi alma entonces desesperó entre sollozos de culpa, de miedos, de desasosiegos, mas tú, no te rendiste jamás, y me regalaste un millón de cielos, un millar de océanos fabricados con tu amor, con tu consejo, con tu increíble capacidad de amarme a través de lo que soy, de lo que siento.

Y al caminar en este sendero de temores inciertos, el aire que respiraba se convirtió en tus besos, la fragancia de los jazmines en el manto que cubría mis anhelos, y los tulipanes en el rastro que yo iba regalando en mi camino para que tú, mi amor divino, pudieras hallarme algún día sin dudar que era yo, aquella mujer, aquella esencia que te acogió en su corazón hace ya tanto tiempo.

Hasta hoy, corazón de versos adormecidos, hasta hoy que he abierto la ventana para que el fresco aroma estival que me acaricia mientras me desperezo, me hable de tu regreso.

Y aquí estoy, y aquí te espero, y aquí te siento...

Porque el amor no es ese enamoramiento que se apodera de nuestra voluntad y nos ciega de nuestros verdaderos sentimientos, el amor es lo que llevamos dentro, la consciencia de lo que somos y de lo que sentimos, de lo que vemos y lo que vivimos, y en esa consciencia te hallas tú, en mi destino, en mi presente, en el mañana que ya es hoy, porque así lo hemos decidido...

Arael Elämä.

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