jueves, 31 de marzo de 2016

EL COMIENZO


Desnudos, sangrantes, mis pies llegan al final del camino. Mis lágrimas han alcanzado ya su anhelado destino, mis manos ya no sostienen el peso que tanto dolor había infligido en mi alma, en mi corazón y en mi espíritu que por fin hoy ha renacido.
Y en el agua, mis heridas se detienen y se elevan, cicatrizan y me liberan, me entrego a la dicha y mis hombros ya no sujetan el mundo que tanto miedo me producía...

¿-Quién eres?- pregunto mientras observo mi reflejo en el río cristalino que atravieso decidida, dispuesta a dejar atrás lo que ya he vivido, para olvidarme del pesar del que tanto he aprendido.

Mi rostro ya no es el que siempre me mostró mi identidad pasajera, ni mis arrugas por el tiempo transcurrido son ya la marca de mis verdades, de mis esperas, de mi presencia divina, ya no hay motivo por el que pueda despreciarme, ya no busco que la consciencia me invada y despierte a mi alma adormecida, ahora ya no estoy cautiva...



Mas siento que hay en mí un cierto miedo de Ser, pues aprendí a no serlo, a quedarme sumida en la mentira de mi ego, que me otorgaba la calidez de un hogar falso que me callaba y me cobijaba en los inviernos...

Hacerme cargo de mí misma, en la libertad de mi verdad más intensa, aquella que me hace ser lo que yo soy, es un enorme desafío al que me enfrento ahora que ya he cruzado esta frontera, este torrente de dudas que me ha conducido hacia otro ciclo, hacia otro lugar que desconozco, hacia otro sitio en el que nada fue creado, pues he de creer y crear, siendo el pincel y la pintura que dibujan un nuevo horizonte colmado de brillos, de suspiros de aire vívido y tranquilo, de belleza límpida, exquisita, donde se alza con amor una nueva humanidad inherente a la vida, a la nueva tierra soñada y renacida...

Soy sólo un eslavón, una gota que ayuda a que se forme el océano de la conciencia diamantina, que ha brotado desde la ardiente llama que abrasó mi mente, mi inconsciencia, mi debilidad, mis creencias más queridas, para pulir cada fragmento de mi alma que se había rendido a la mendacidad más admitida, mas soy, siento, y mi latido es el impulso de este cambio, este comienzo anunciado y permitido, tras el final de un tormento consentido, que ahora ya no es, no existe, porque por fin, el ayer ha sucumbido...

Y se suman más existencias, más corazones encendidos, más presencias que se enamoran del amor, de los talentos, de la capacidad de ser a través de la materia, de los cuerpos de seres humanos comprometidos consigo mismos...

Arael Elämä...

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